El papel de la fisioterapia pélvica en la recuperación posparto

fisioterapia pélvica postparto

El postparto es una etapa de transición intensa. El cuerpo de la mujer, después de nueve meses de gestación y un parto, inicia un proceso de readaptación que va mucho más allá de “volver a la normalidad”. Sin embargo, en la práctica,  gran parte de la atención se centra en el recién nacido, mientras que el bienestar físico y emocional de la madre queda en un segundo plano.

Aquí es donde la fisioterapia pélvica desempeña un papel fundamental. Esta disciplina, especializada en la valoración y tratamiento del suelo pélvico y las estructuras asociadas, ofrece herramientas precisas para ayudar a las mujeres a recuperar la funcionalidad, la fuerza y la confianza en su propio cuerpo.

La fisioterapia pélvica no es solo un tratamiento para corregir disfunciones, es un acompañamiento integral que busca restaurar el equilibrio corporal, prevenir complicaciones y empoderar a la mujer en su proceso de recuperación.

El impacto del embarazo y el parto en el cuerpo

Durante el embarazo, el cuerpo atraviesa transformaciones notables: el aumento del volumen abdominal, los cambios hormonales, la laxitud ligamentaria, y el desplazamiento de órganos internos, ejercen una presión constante sobre el suelo pélvico.

Este conjunto de músculos, ligamentos y fascias sostiene los órganos pélvicos (vejiga, útero y recto), y participa en funciones esenciales como la continencia y la estabilidad del tronco. Tras el parto, tanto vaginal como por cesárea, el suelo pélvico queda vulnerable. Puede haber debilidad, distensiones o lesiones, y en muchos casos, aparecen síntomas como pérdidas de orina, sensación de pesadez, dolor o disminución de la sensibilidad.

Además, es común la diástasis abdominal, una separación de los músculos rectos del abdomen que afecta la postura, el equilibrio y la función del core. La fisioterapia pélvica parte de una visión global: entiende que el suelo pélvico no funciona aislado, sino en estrecha relación con la respiración, la faja abdominal y la postura corporal.

Evaluación personalizada: la base del tratamiento

El primer paso de la fisioterapia pélvica es la valoración individualizada. Cada postparto es diferente, y el abordaje debe adaptarse al tipo de parto, el estado físico previo, las molestias presentes y las metas personales de cada mujer. Durante la evaluación, el fisioterapeuta especializado analiza:

La postura, la respiración y la movilidad del tronco.
– El tono y la fuerza de la faja abdominal profunda.
– La presencia o no de diástasis abdominal.
– El estado de las cicatrices (episiotomía o cesárea).
– Y, si la paciente lo permite, una valoración interna del suelo pélvico.

Esta exploración permite detectar disfunciones tempranas y establecer un plan de tratamiento que no solo busca “fortalecer”, sino reeducar la función del suelo pélvico y del cuerpo en su conjunto.

Reeducación y recuperación funcional

El enfoque de la fisioterapia pélvica en el postparto no se limita a realizar ejercicios de Kegel. De hecho, fortalecer sin reeducar puede ser contraproducente. El objetivo real es recuperar el control, la coordinación y la conciencia corporal. La terapia combina distintos recursos:

Ejercicios de toma de conciencia perineal, para que la mujer aprenda a sentir y controlar su suelo pélvico.
Reeducación respiratoria, ya que el diagrama y el suelo pélvico trabajan en sinergia. Una respiración descoordinada puede generar presión excesiva sobre la pelvis.
Activación del core profundo, incluyendo el transverso abdominal, para estabilizar el tronco.
Ejercicios posturales y de movimiento funcional, enseñando a levantar al bebé, agacharse o estornudar sin sobrecargar la pelvis.

El proceso es progresivo, siempre respetando el ritmo de recuperación de cada cuerpo. La idea no es “volver al cuerpo de antes”, sino reconstruir un cuerpo nuevo, fuerte y consciente.

Tratamiento de las disfunciones más comunes en el posparto

La fisioterapia pélvica aborda un amplio rango de disfunciones que pueden aparecer después del parto, entre ellas:

Incontinencia urinaria o fecal: se trabaja la coordinación muscular y el control de esfínteres mediante ejercicios guiados, técnicas de biofeedback o electroestimulación.
Prolapsos leves: se enseñan estrategias para mejorar el soporte pélvico y reducir la sensación de peso o presión en la zona baja.
Dolor pélvico o cicatricial: se utilizan ejercicios de activación profunda e hipopresivos para recuperar la función abdominal sin dañar el tejido.
Disfunciones sexuales: se trabaja tanto la relajación como la tonificación, ayudando a restaurar la confianza y el bienestar íntimo.

Cada caso se aborda de manera holística, considerando tanto la parte física como la emocional, ya que el postparto es también un proceso de adaptación psicológica y de redescubrimiento personal.

Educación y acompañamiento: pilares del tratamiento

La fisioterapia pélvica no es solo un conjunto de técnicas, sino un proceso educativo y de acompañamiento. Durante las sesiones, la mujer aprende a conocer su cuerpo, interpretar las señales de alarma y adoptar hábitos que favorezcan su recuperación: cómo toser, cómo sentarse, cómo cargar peso o cómo evitar esfuerzos que perjudiquen la pelvis.

Además, el fisioterapeuta pélvico ofrece un espacio de escucha y orientación, donde hablar de temas que todavía generan pudor: la incontinencia, el dolor o los cambios en la vida sexual. Normalizar estas experiencias y ofrecer soluciones basadas en evidencia ayuda a reducir la culpa y el silencio que muchas mujeres cargan tras el parto. En definitiva, se trata de devolverle a la mujer el control sobre su cuerpo y su bienestar.

Cuándo acudir a fisioterapia pélvica posparto

Lo ideal es realizar una valoración pélvica entre las 6 y 8 semanas después del parto, una vez el médico ha dado el alta. No hace falta esperar a tener síntomas: la fisioterapia pélvica también cumple un papel preventivo, ayudando a evitar complicaciones futuras.

Aún así, nunca es tarde. Incluso años después del parto, muchas mujeres pueden beneficiarse de una intervención adecuada para recuperar la función y mejorar su calidad de vida.